La Educación Física favorece a la formación integral de los
niños, debido a que facilita la construcción de saberes corporales, motrices y
lúdicos con el propósito de enriquecer la relación del niño consigo mismo, con
los otros y con el mundo que los rodea.
La intencionalidad pedagógica aspira a que los niños
construyan su corporeidad, enriquezcan sus posibilidades motrices, desplieguen
su creatividad y expresividad, preserven su propio cuerpo y el de sus pares y
disfruten en la realización de actividades y juegos.
Es importante saber utilizar el tiempo libre para la
realización de actividades recreativas como el juego. El jugar ofrece
oportunidades para el desarrollo de las capacidades representativas, la
creatividad, la imaginación, la comunicación, favoreciendo aprendizajes socializadores.
La apropiación significativa y placentera de estos saberes
les permite a los niños sentirse bien “en” y “con” su cuerpo, facilitando el
“animarse” a pasar por dentro de un túnel, rodar sobre una colchoneta, girar un
aro; “poder”, picar la pelota, atrapar a un compañero; “saber” jugar solo y con
los otros, realizar un rol, etc; y les posibilita alcanzar progresivamente
autonomía y confianza en sí mismos.
Jugar implica poner en escena la imagen y el esquema
corporal, para contrastar lo imaginario con lo real, al punto de crear
diferentes situaciones que enriquecen a cuerpo y la corporeidad. De este modo,
la corporeidad se construye y moldea, según el medio cultural en el que se
halle el sujeto, permitiendo la aprehensión de la realidad para ser parte de
ella.
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